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25.8.23

¿Raros o valientes? Adam y Emanuela

Dios no se manifiesta sólo en las peregrinaciones o en las JMJ. También un aperitivo en la playa puede ser una oportunidad para que se encuentren dos personas que, a pesar de venir de diferentes historias de vida, descubren una concordancia de valores y perspectivas. Es la historia de Adam y Emanuela, 33 años él, 27 años ella, novios desde hace casi siete meses, suficientes "para decir con la mano en el corazón que nos amamos y que no podríamos querer a ningún otro".

"El Señor nos ve a lo largo , mucho más que nosotros", afirma Emanuela: "Al principio no salió como todos esperan que vayan los noviazgos: no hubo despreocupación por mi parte, sino una serie de dudas y de temores que llevaba conmigo desde el pasado y que me han perseguido durante mucho tiempo, lo que ha socavado nuestra historia todavía tan frágil. Tenía miedo de asumir mis responsabilidades  pero luego me he dado cuenta que Adam no estaba a mi lado por casualidad, sino porque el Señor tiene un plan para mi vida. Hoy, estamos seguros de que si hemos superado ese período ha sido sólo por la voluntad del Señor, que nos ha llevado a no darnos por vencidos. Para nosotros la elección de casarnos pronto y vivir un noviazgo cristiano significa conocemos para entender si esa persona es la persona que realmente a pensado Dios; significa vivir como novios, precisamente, y no como casados, un período que sirve para comprenderse y expresarse con naturalidad y verdad, pensando que estamos llamados a hacer siempre Su voluntad y no la nuestra”.

Adam afirma: “tomar decisiones como la de no tener relaciones sexuales antes del matrimonio supone aprender a esperar y hacer sacrificios: es bueno para nosotros, fortalece la unión y, sobre todo no permite nublar el discernimiento sobre la persona. Todavía no nos pertenecemos, no somos una sola cosa y no queremos engañarnos haciendo 'pruebas' falsas de matrimonio, sino que esperamos al 'verdadero' en el que Dios sella nuestra unión".

¿Raros o valientes? Daniele y Margherita

Daniele y Margherita de 24 años, están de novios desde hace dos años. "La chispa fue una JMJ". No fue un amor a primera vista. Pasaron años antes de derribar el muro de la timidez y la vergüenza. "Una breve peregrinación a Fátima nos dio la oportunidad de romper el hielo ...", dice Daniele, "en realidad fue ella quien dio el primer paso, mientras yo le contestaba con monosílabos. Salía de una experiencia en el seminario y no estaba 'despierto' desde este punto de vista. Dios ha hecho todo lo demás y también me ha querido hacer un buen regalo ya que nos comprometimos en el día de mi cumpleaños". Como para las otras parejas, también en el corazón de estos dos chicos nació pronto el sincero deseo de casarse.

“La Iglesia, comenta Daniele, de diferentes formas y con diferentes personas siempre nos ha acompañado en nuestras elecciones. Ahora que esta unión se está convirtiendo en algo muy grande (a menudo parece mucho más grande que yo), necesito tener cerca a Cristo, porque sé que no puedo confiar en mis propias fuerzas”

¿Raros o valientes? Davide y Laura

Su noviazgo nació bajo la mirada de Benedicto XVI durante la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney en 2008. Davide de 23 años y con estudios de psicología, es novio de Laura desde hace 5 años. Explica: “de hecho no es sólo la castidad lo que marca la diferencia en un noviazgo cristiano, sino el diálogo. La castidad es una consecuencia.  La clave es hablar como novios para conocer a la otra persona. Es importante saber lo que piensa para conocer sus valores, sus ideas. A menudo, los matrimonios terminan tan rápido, porque las personas no se conocen".

"Contrariamente a lo que se suele decir, añade Laura, la tumba del amor no es el matrimonio, sino el sexo, ya que el cuerpo dice 'Soy tuya/o', pero el espíritu dice otra cosa, porque sólo con el Sacramento las dos personas se pertenecen y se entregan totalmente el uno al otro hasta el final".

"Nuestra experiencia, incluso de compromisos anteriores es que el sexo nos cierra al diálogo e impide el verdadero perdón, porque a menudo después de una pelea para resolverla se va a la cama en vez de hablar".

La pareja coincide en que "renunciar a algo, incluso a sí mismos por el otro, es demostración del amor verdadero y lo que hoy nos hace más firmes y felices. Ambos salíamos de historias dolorosas anteriores. Estábamos indecisos hasta el último momento sobre la posibilidad de embarcarnos para Australia ante el precio del billete, pero el Señor nos ha ayudado a encontrar el dinero para el viaje y luego nos ha hecho 'encontrarnos' a pesar de que nos conocemos desde hace muchos años”.

¿Raros o valientes? Giacomo y Christina

Para expresar "la alegría del sí para siempre" cuatro parejas de Roma han compartido con ZENIT su testimonio y expectativas frente a su futuro matrimonio. Son chicos normales, con edades e intereses diferentes, unidos por el deseo de vivir un "noviazgo cristiano" caracterizado por decisiones importantes. Por encima de todo, la voluntad de todos ellos de vivir en castidad hasta que el Sacramento no selle su amor.

1.      Giacomo y Christina

Vivir un noviazgo en castidad, es una elección contracorriente y nada fácil. Para algunos podría parecer casi un pespunte moralista. Sin embargo, es una opción que según afirman Giacomo y Christina, estudiantes de ingeniería y novios desde la escuela,  "nos ha hecho mucho más fuertes y nos ha ayudado mucho en los primeros tiempos a no usarnos el uno al otro y luego darnos la vuelta y marcharnos ante la primera dificultad".  En ocho años, dice Cristina,  hemos aprendido a conocernos, a dialogar, a aceptar nuestros defectos y aunque seamos totalmente diferentes (yo 'pegajosa ' y él 'escorbútico'), seguimos estando juntos". Añade Giacomo: "vivir la castidad nos ayuda a no sentirnos ya casados, a tomar nuestras decisiones en libertad, a recordarnos que estamos en una fase de descubrir el plan de Dios para nuestras vidas, a tratar de hablar y abrirnos, algo que no siempre es fácil".

Fuente: Agencia de noticias Zenit

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