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30.1.17

Leer bien sin interpretar

Una lectura sesgada unida a prejuicios conduce a falsas interpretaciones sobre si los bautizados divorciados civilmente y vueltos a casar en una nueva unión civil  pueden recibir la Eucaristía.

Hay quienes no han leído detenidamente toda la Exhortación Apostólica que Francisco ha redactado con ayuda de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en base a los aportes de obispos del mundo entero durante dos Sínodos consecutivos (2014 y 2015).


Nadie puede afirmar lo que el Papa no está diciendo. A partir de Amoris Laetitia el Santo Padre no ofrece ninguna razón por la que se deje de considerar que es adulterio la convivencia marital entre un hombre y una mujer bautizados sin estar casados por la Iglesia. Ningún adúltero puede comulgar: es un principio moral que el documento pontificio no ha cambiado.
 

Puede suceder sin embargo que, sacerdotes o religiosos digan otra cosa. ¿Qué autoridad 
tienen para contradecir este principio moral?  El documento Amoris Letitiae insiste en el acompañamiento como regla de discernimiento: esa es la novedad pastoral de la exhortación apostólica. No cambia nada. Ofrece un instrumento de ayuda nuevo para las parejas que se encuentran en esa situación que abarca muchas circunstancias distintas: si un miembro de la pareja tiene fe y el otro no, si tienen hijos comunes, si tienen hijos de otro matrimonio, etc.
 

Monseñor Pío Vito Pinto, Decano de la Rota Romana, máxima autoridad de la Iglesia católica en procesos de nulidad, ha pronunciado una conferencia en la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid. De manera enérgica y empleando un tono fuerte, ha dicho que los cuatro cardenales que han escrito al Papa Francisco, pidiendo que aclare algunas dudas sobre su exhortación apostólica Amoris Laetitia, han incurrido en un grave escándalo al hacer pública esta carta a través de los medios de comunicación. Están cuestionando “dos sínodos de obispos sobre el matrimonio y la familia. ¡No un sínodo sino dos! Un ordinario y otro extraordinario. No se puede dudar la acción del Espíritu Santo”.
 

Hay una nota a pie de página -al número 351- que ha recibido interpretaciones diversas. Debido a esto, algunos concluyen que “frente al magisterio claro y establecido de Juan Pablo II y Benedicto XVI, que se basa en la Escritura y en la tradición de la Iglesia y que se apoya sobre razones doctrinales, si hay un texto como el de Amoris Laetitia que se abre a distintas interpretaciones, solo cabe una lectura de acuerdo con el texto claro anterior, y no en su contra.
 

Quienes defienden que es posible la comunión a quien sigue teniendo relaciones sexuales con alguien que no es su cónyuge, hay que decirles simplemente que su opinión no tiene apoyo en los textos magisteriales del Papa Francisco. Si quieren mantener lo contrario, recae sobre ellos la carga de la prueba.   

Eminencias del Instituto Pontificio Juan Pablo II reconocen que, quien enseña temas de matrimonio y familia, tiene que estar siempre abierto a la novedad: la novedad del Evangelio de Jesús, la novedad de la situación de los hombres de hoy, con todos sus problemas y “la novedad a la que Francisco nos invita que es la de escuchar la situación cambiante, y sobre todo la novedad de la gracia de Dios que ofrece siempre frutos nuevos en la vida de las familias”.

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