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13.1.17

La vida es un partido emocionante

La vida es un partido emocionante en el que hay que pedir perdón y perdonar muchas veces para ser más felices.

Padre e hijo miran juntos el clásico. El hijo exclama "¡Qué desubicado tirar así la camiseta!". El padre coincide, "la verdad que no es una conducta deportiva pero se entiende la calentura. ¿Vos cómo hubieras reaccionado?".

Por la noche vieron el informativo deportivo y cómo el jugador reconoce la errada actitud y pide perdón. Ha sido una oportunidad para explicar al hijo cómo se puede mantener una buena higiene mental aceptando lo inevitable y aprendiendo a pedir perdón y a perdonar. 

Todos ofendemos a alguien de vez en cuando y es necesario que aceptemos la correspondiente culpa, pidamos perdón y reparemos en lo posible la falta.
 

Ser feliz es una decisión personal que podemos enseñar a los hijos a tomarla cada mañana: "hoy quiero ser feliz sin dejarme amargar por los problemas". Hay muchas personas que no tienen ni salud ni cosas materiales pero son felices. ¿Cómo hacen? 
Aprendieron a conducir con la razón una parte de los estados de ánimo. Estar bajoneado es simplemente estar bajoneado; no es sinónimo de infelicidad. De igual manera, ser feliz no es reírse a carcajadas, bromear todo el tiempo o no llorar.
 

Según Kant, filósofo, la felicidad es algo totalmente dependiente de la experiencia individual. Para Francoise Sagan, escritora, consiste en gozar de buena salud, dormir sin miedo y despertarse sin angustia.
 

Ya dijo Aristóteles que la esencia de la felicidad es cuestión disputada, y añade en su Ética a Nicómaco: "La felicidad está en la parte mejor del hombre: su inteligencia que es lo que hay de más divino en nosotros". Me quedo con esta última opinión. ¿Quién duda que Aristóteles fue un hombre realista?
 

Continuando con el fútbol: se puede estar bajoneado cuando en la final de un campeonato, un amigo de mi hijo que juega en el equipo contrario comete una falta que le impide el gol de la victoria ¡y además el árbitro no la cobra! ¿Qué siente mi hijo? ¿Qué siento yo que miro la jugada? No solo me bajoneo sino que experimento mucha bronca contra el juez, el amigo y el que se ponga delante.
 

Pasado el fragor de la batalla, puedo comentar con mi hijo cómo, a pesar de la injusticia objetiva, estaremos contentos si cancelamos la deuda de su amigo y la separamos, incluso aunque no pida disculpas, de los sentimientos subjetivos, porque eso es perdonar. Sólo así podemos estar bajoneados y ser felices, porque el perdón está en un nivel superior al del sentir, el nivel racional, y coincide con la felicidad realista de Aristóteles.

Por difíciles que sean ciertas situaciones podemos ser felices aplicando la inteligencia. El perdón no suprime la infracción en el área, ni los sentimientos que provoca, hace algo mejor: no consiente que esos sentimientos negativos se afinquen y trata poco a poco de modificarlos.
 

La vida es un partido emocionante en el que hay que pedir perdón y perdonar muchas veces para ser más felices.

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