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27.9.14

Comunicarse en la era de las comunicaciones


Muchas personas ya no pueden vivir sin el celular cerca: se sienten perdidas si no lo tienen a mano. Se excusan ante sí mismas de que con ese artilugio ganan tiempo, controlan mejora a sus hijos, pueden estar al día de las noticias y acontecimientos que les interesan etc.

Muchas personas no solo adolescentes y jóvenes, llenan horas su tiempo en enviar SMS a sus conocidos, chatear, navergar por Facebook etc. Creen así comunicarse con sus familiares y amigos. Las posibilidades de la era de las comunicaciones ¿nos comunican o incomunican? 


Utilizar mal los avances tecnológicos a la hora de relacionarnos con las personas, tiene el peligro de quedarnos en lo superficial. El mismo lenguaje que hay que utilizar lo fomenta: ok, sí, qué bien, qué mal, de acuerdo… El uso excesivo de la tecnología para comunicarnos con los demás, impide “tener oídos y ojos”: éstos se atrofian porque el celular, el chat, Skype etc. no permiten expresar realmente los sentimientos que están detrás de unas palabras. 


La verdadera comunicación es comunicación de sentimientos, de intimidades. Para ello es imprescindible el cara a cara que facilita “acoger” el sentimiento expresado por el otro y “hacelo suyo”, “empatizar”, vibrar con lo que el otro, entrar en sintonía emocional. Aprendamos a usar bien los modernos medios de comunicación personal. Un SMS puede ser signo de incapacidad de comunicarse adecuadamente con los demás, no puede expresar lo que realmente se piensa, desea o anhela.  


El Papa Francisco dirigiéndose a jóvenes alemanes, les dijo algo que podemos muy bien aplicarnos: “Es necesario organizarse un poco, programar de modo equilibrado las cosas. Nuestra vida está compuesta por el tiempo, y el tiempo es don de Dios. Tal vez muchos pierden demasiadas horas en cosas de poca importancia: chatear en internet o con los móviles, las telenovelas, los productos del progreso tecnológico, que deberían simplificar y mejorar la calidad de vida, algunas veces distraen la atención de lo que es realmente importante. Entre las muchas cosas que hay que hacer en la rutina cotidiana, una de las prioridades debería ser la de acordarse de nuestro Creador que nos permite vivir, nos ama y nos acompaña en nuestro camino.


Resumen de un escrito de Felipe Arizmendi Esquivel

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