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1.2.14

¿A quién se le ocurrió cambiar "matrimonio" por "pareja"? Segunda parte

Subimos ahora al blog la segunda parte de la respuesta a esta interesante pregunta. Con fecha 23 de enero figura la primera.





La Revolución sexual del S. XX, es una premeditada acción para destruir la familia.
 

La cultura de un pueblo o de una generación se relaciona siempre con el modo de pensar de las personas que conforman un pueblo o una generación.


El movimiento de Mayo del 68 en su primer momento desmarcó la sexualidad humana de su contexto natural.
 

En la segunda fase (década del 80 del S. XX), ese movimiento se propuso “liberar” a la mujer de la maternidad. El instrumento técnico para lograrlo fue la píldora anticonceptiva que salió al mercado farmacéutico en esos años. Se había descubierto un compuesto químico que hacía técnicamente posible la separación de los dos significativos antropológica y biológicamente inseparables del acto sexual: el unitivo y el procreativo. 

El instrumento mediático para divulgar la supuesta liberación femenina de la maternidad, fueron los mass media que la presentaron como elemento esclavizante de la mujer en su relación con el hombre. Se universalizó culturalmente la anticoncepción que es la consagración del egoísmo de a dos (varón y mujer). El don de sí en el amor conyugal pasó a ser controlado y limitado egoístamente por las personas a través de la píldora.



Si la primera fase de la revolución sexual dejó a la intemperie el amor matrimonial, en la segunda se utilizó junto con la píldora, el trabajo extra hogareño de la mujer como medio para fomentar la fractura entre mujer y maternidad.  La autonomía económica femenina se consideró un elemento fundamental para promover su liberación. Poco a poco se fue extendiendo culturalmente que el trabajo de la mujer fuera del hogar era condición necesaria para su libertad sexual y como opuesto al ejercicio de su actividad en el hogar familiar, el cuidado de los hijos y su educación compartida con el padre. El trabajo del hogar ligaba a la maternidad por lo que se le consideró  alienante:  disminuía la libertad de la mujer, la sujetaba más al varón. 
 

Una vez desvinculada la sexualidad del amor conyugal y separado éste del matrimonio, desvinculada también la mujer de su vocación a la maternidad, la condición sexuada de las personas quedó reducida a un hecho lúdico, convertida en un puro juego a capricho. Se fue diluyendo en la conciencia de las personas y sociedades su intrínseco significado antropológico de comunión interpersonal y el de la familia como comunidad de vida y de amor.  La sexualidad quedó reducida a fuente de juego erótico para la satisfacción de la libido. Sus reglas puestas por el libre arbitrio de los que juegan, negaban la verdadera y real naturaleza de la sexualidad humana.
Como consecuencia sobrevino la implantación cultural de la ideología de género y la sexualidad se redujo a un juego sujeto únicamente a la libertad indiscriminada de las personas.


 ¿Para qué era necesario sellar con un pacto (matrimonio) el amor entre hombre y mujer? Bastaba ser y vivir en pareja.

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