A esta interesante pregunta hay que
responder por partes aunque brevemente. Si no, no se
entiende el cambio.
En 1968 se puso en marcha en Francia un movimiento que pretendía suprimir todo lo que se consideraba un corsé opresor y aplastante de la aspiración de autonomía y libertad. Había que superar todo poder político; la sociedad tenía que dejar atrás las ataduras culturales de la civilización cristiana; se debía superar toda prohibición. De ahí que su lema fuese: prohibido prohibir.
Un hito histórico para entender la implantación cultural de la ideología de género, fue el llamado Mayo del 68. Iniciado en Francia ese mes del año 1968 marcó el estallido de una mal entendida libertad. Condujo de la mano a la Revolución Sexual del S. XX cuyas consecuencias aún perduran.
El movimiento libertario de Mayo del 68 no logró la libertad deseada en la esfera política, porque el
sistema permaneció en su sitio. Lo que se ganó fue desmarcar, sacar de su natural contexto la sexualidad humana. Se puso en marcha una revolución sexual, hubo un cambio profundo en el modo de concebirla que hoy en día, junto con la ideología de género, también ha llegado a ser algo hegemónico en la cultura occidental.
Para una mejor comprensión suele dividirse la revolución sexual en tres fases. La primera se inició en la década de los 60 del siglo pasado. Tuvo como centro a la mujer y como principio inspirador, el espíritu libertario. Esto desencadenó el movimiento reaccionario iniciado en Francia y seguido enseguida por otros países. Según la ideología de Mayo del 68, si todo tenía que ser libre cuanto más el amor. Nada ni nadie podía oprimir la libertad del amor: el matrimonio se consideró una institución carcelaria para el amor. El amor libre constituyó la gran tesis de esta fase convirtiéndose en un elemento que conformó no solo la mentalidad de los pueblos sino también la conciencia de las personas.
El amor libre configuró culturalmente el pensamiento general en Europa. ¿Por qué cuando dos personas quieren quererse y compartir su existencia tenían que encarcelarse en el ámbito institucional del matrimonio? Éste se presentó de manera tergiversada, como una mera institución que oprime y aplasta el amor entre las personas. Para lograr el proyecto de liberación de los hombres había que matar y enterrar al matrimonio. Y para que no quedara ni rastro de su cadáver, se dejó de utilizar el término matrimonio, sustituyéndolo por el de pareja, que no indica ni más ni menos que dos, un par. Este cambio terminológico se infiltró también en la literatura cristiana y en los escritos más o menos referidos al matrimonio y la familia. Los libros, la prensa oral y escrita etc. comenzaron a utilizar la expresión ´pareja´ para referirse a la relación entre varón y mujer. ¿Qué se consiguió? Que el amor conyugal quedara a la intemperie, totalmente desamparado. Esa falta de hogar lo expuso a todo tipo de inclemencias. A esa muerte del matrimonio se sumó el auge del individualismo.
La corrupción de la libertad que el Mayo del 68 proclamaba, asumió además las tesis de la ideología comunista según la cual la relación hombre-mujer es una lucha dialéctica de los sexos, igual que la lucha de clases pero transportada al ámbito de la sexualidad humana.
El fracaso político de la Revolución de Mayo del 68 no impidió su éxito cultural. Como señaló acertadamente Gramsci (1), para cambiar la sociedad no es necesario hacerse con el poder político; es suficiente con hacer pensar a las personas de manera diferente. Para hacer que algo se introduzca en la sociedad y pase a ser un elemento dominante de la cultura, se requiere un instrumento eficaz: los medios de comunicación de masas. Ellos penetran hasta las esferas más íntimas del corazón humano.
(1) Gramsci. Antonio. 1891-1937. Filósofo teórico marxista, político y periodista italiano.
En breve comentaremos la segunda fase de la Revolución Sexual.