Quizá más que datos es también nuestra experiencia: pasamos tiempo consumiendo noticias, música o series en nuestra tablet o celular. Pero ese no es el punto: mucho de lo que vemos o escuchamos se queda en nuestra memoria y por eso continúa en nuestra mente o imaginación incluso cuando nuestra tablet o celular están apagados o lejos de nosotros.
Es bastante
probable que, si nuestra mente está inundada por las imágenes o los sonidos de
las redes sociales, dificultemos el que la voz de Dios llegue hasta nosotros.
Más que invitar
a un ayuno digital creo que lo virtuoso es exhortar a una ascesis digital, es
decir, a un uso disciplinado de lo digital (…) Se trata de probarnos a nosotros mismos que
ponemos los medios adecuados para escuchar a Dios.
Es maravilloso
pensar que escuchando se ama. Y es todavía más maravilloso reconocer que si
Dios nos habla es porque nos ama y porque tiene algo importante qué decirnos.
Extracto de nota escrita por P. Jorge Enrique Mújica, LC. Director editorial de ZENIT
News Agency.