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23.12.15

Disfrutar de las compras navideñas

En estas semanas se torna más insistente el bombardeo publicitario al que padres e hijos estamos expuestos en la sociedad de consumo. Comercios, restaurantes y paquetes vacacionales compiten para que "sepamos" elegir regalos navideños "únicos". Como si esto fuera poco en nuestra latitud coinciden la Navidad con fin de curso, el verano y las vacaciones, con lo que se triplican las ofertas de bloqueadores de rayos UVA, bronceadores "de ensueño" y protectores super efectivos. Las bebidas refrescantes estrenan spots publicitarios a cual más convincente. ¿Cómo sobrevivir en tiempos de crisis a esta lluvia marketinera?

 Visitar un centro comercial con los hijos en estos días para algunos padres es una diversión, para otros un suplicio. Para todos puede ser oportunidad de ejercitar el dominio personal sobre los impulsos consumistas: ¡no la dejemos pasar! Tenemos servida en bandeja una herramienta educativa para enseñar a ser buenos consumidores y optar por lo bueno y razonable sin ser esclavos de marcas y anuncios.

20.12.15

El sentido que los hijos dan a Navidad depende de los mayores.

Tomás después de dos años pasará las próximas fiestas en casa. Acaba de llegar de Norteamérica. 

- En el hemisferio norte añoré el saborcito de una Navidad con calor. ¡Qué frío hace! Aquí, lo que ahora me llama la atención es el acento comercial de estas fiestas tanto en los shoppings como en
la tele.

Ante este comentario, su hermana quiere saber más connotaciones de esta celebración en otros países.  los anuncios de la tele. 

-Natalia, la Navidad es una fiesta religiosa importante en casi todas partes, también en lugares donde se desconoce su sentido cultural y de fe. Noto que en mi país son días feriados, ocasión de hacer y recibir regalos, de pasar más en familia y nada más.  
-¡Claro! 
-Claro, claro, no, le contesta su hermano.
 

Tomás nos explica cómo celebra la Navidad la familia norteamericana que lo hospeda: adornan la casa exteriormente con muchas luces y chirimbolos. En el interior, alrededor de
la chimenea, releen en familia durante los cuatro domingos previos al 25 de diciembre los pasajes bíblicos que relatan el nacimiento de Jesús. 

"Son relatos llenos de normalidad por un lado y por otro con algunas manifestaciones extraordinarias. Nati, ¿sabés que papá Noel es sólo una leyenda? ¿Te acordás el por qué histórico de la estrella como uno de los símbolos de la Navidad? Allí viven el Nacimiento de Jesús como un acontecimiento que marca un antes y un después en la historia de occidente", explica Tomás. 

Natalia, románticamente adolescente, suspira y canta en un susurro: "Jingle bells, jingle bells…". El vozarrón de Tomás tapa los sonidos de su hermana con las notas de "Christmas in our Heart" de Bob Dylan. Su padre interviene con un villancico aprendido de su madre: "Belén, campanas de Belén…". La madre se siente en la obligación de participar. Lo primero que se le ocurre es "El Tamborilero" de Serrat. 


El desconcierto familiar termina en una unánime carcajada a la que sigue un profundo silencio. Brillan los ojos de los cuatro. El marido, cual patriarca, habla el primero: "¿Qué les parece si este año retomamos el sentido espiritual del árbol de Navidad y de los regalos? La llegada de Cristo al mundo hace veintiún siglos fue silenciosa. Ahora, muchas veces, lo silenciamos de su genuino significado". 


Comenzó una familiar tormenta de ideas de cómo secundar en casa la idea del padre y cómo hacerla extensiva a familiares y amigos. "Nunca es tarde cuando la dicha es buena", sentencia Tomás. 


Cruzó con su padre una mirada elocuente: valió la pena tenerlo lejos estos años. Ha crecido, ha madurado, ha aprendido cosas esenciales para una vida cabal. 


Sin duda, vivirán una vez más tradiciones musicales y del paladar, pero en especial, estar juntosss recrearemos en la intimidad y de un modo nuevo, la más grande historia jamás contada.

16.12.15

Navidad para hijos de papás separados

La Navidad es un tiempo privilegiado para veladas familiares. Aunque durante el año nos hayamos visto poco, intentamos celebrar las fiestas junto a los nuestros. En las familias con padres separados o divorciados se repite año tras año el mismo dilema: los hijos ¿con cuál de los dos progenitores pasarán la Navidad y con cuál Año Nuevo? ¿Cómo les afectará la situación dependiendo de su edad y modo de ser? 

Se dan casos, pocos, en los que la separación ha sido amistosa y quizá los padres deciden unirse para celebrar las fiestas pensando en el bien de los más chicos. Sin embargo, la cautela no está de más ya que los niños pueden crearse falsas expectativas y pensar que papá y mamá van a volver a vivir juntos, cosa que, en el 
fondo, desean. 

Si ya no son tan niños y pedimos su parecer, la situación puede complicarse. Algunos echan de menos los años en que pasaban Navidad todos juntos o les gustaría pasar la Nochebuena con su padre y no con su madre, o preferirían quedarse en la casa en la que viven habitualmente. En la mayoría de las situaciones, carecen de la madurez afectiva suficiente para manejar adecuadamente su lugar en reuniones familiares donde se encuentran con personas que no son de su sangre, aunque en ese rato no lo demuestren.
 

Cada familia tiene tradiciones propias de estas fiestas y los hijos relacionan determinada actividad con su papá o su mamá: la cena de Nochebuena en casa de los abuelos paternos, la apertura de los regalos con mamá o la cena de fin de año en casa de la abuela materna. En ocasiones, romper esos rituales puede ser positivo si las circunstancias y relaciones han cambiado: el factor sorpresa puede alegrar más de un corazón agrietado. Los hijos en estas fechas están muy sensibles y receptivos. La psicóloga Sonia Macías, recomienda estar lo más cercano posible a los hijos con llamadas o mensajes de texto, manifestando real interés por lo qué le han traído los Reyes, saludarlos al comenzar el año y saber cómo lo están pasando en las vacaciones. 

Macías aconseja no comparar los rituales de una familia con los de la otra, evitar comentarios inapropiados pues los hijos sufren al oír hablar mal sobre alguien tan querido para ellos como su papá o su mamá. 


13.12.15

Dar a la Navidad su verdadero sentido

Las semanas previas a Navidad y Año Nuevo son propicias para plantearnos, padres e hijos, un sinfín de preguntas. ¿Qué esperamos de quiénes están a nuestro lado? ¿Cuál es el sentido de hacernos los regalos y el por qué de las celebraciones? ¿Cómo queremos vivir las promesas de un próximo año mejor? En medio de algunas oscuridades, tristezas y secretos, ¿qué sentido deseamos encontrar al transcurrir inexorable del calendario?
 

Parafraseando el refrán popular: ¡Dime qué esperas y te diré quién eres! Nosotros y nuestros hijos tenemos necesidad de ver y sentir, aquí y ahora, que las cosas van a ir mejor en lo personal, lo familiar y lo social: eso en gran parte depende de nuestras actitudes.
Diciembre es un mes para abrir los ojos, prestar atención, volver a centrarse y tomar conciencia del para qué de nuestras vidas. Con frecuencia, las cosas, las cualidades, los

1.12.15

¿Atrevimiento o iniciativa?

Titulares y notas publicados recientemente en nuestra prensa escrita, señalan como “iniciativa” la peregrina idea de crear en nuestra legislación, ya bastante maltrecha, una nueva modalidad de divorcio, el “convencional administrativo”.  El término “iniciativa” tiene varios sinónimos. Uno de ellos es “atrevimiento”.

Esa figura consistirá en facilitar aún más la separación de un matrimonio. Tendrá, sí algunas condiciones: haber transcurrido dos años de la celebración del mismo, no tener hijos menores de edad o mayores con incapacidad ni estar embarazada la mujer. Se obtendrá presentándose ambos, con asistencia letrada, ante un oficial del Estado Civil. Firmarán un acta de solicitud. El funcionario que reciba el acta los citará dentro de los siguientes 60 días para que ratifiquen su decisión de separarse y mediante un acta de ratificación los declará ahí mismo divorciados. Así de sencillo. Nada de razones, de tiempos, de instancias de reconciliación.

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