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26.11.23

Proyecto de familia: camino de maduración personal

Dimensión personalista del matrimonio

Una mujer y un hombre que se aman y “eligen” para formar una familia y crecer en el amor, establecen un planteo que condiciona la convivencia: quieren ser felices y están decididas a no renunciar a esa posibilidad. 

Esta es la visión personalista (o principio individualista) que parece no regir hoy el comportamiento de muchos matrimonios. Esto tiene importantes consecuencias en el mundo de las familias y en la preparación de los futuros matrimonios.

Un hombre y una mujer que quieren convivir para formar una familia, tienen que ser conscientes de que se convierten cada vez más en los legisladores de su propia forma de vida. Su amor se transforma en una realidad abierta que los propios amantes tienen que llenar: está naciendo una nueva forma de sociabilidad conyugal en la que ambos deciden libremente vivir juntos y mantener su unión a través de acuerdos, preguntas y razonamientos nuevos, humanos y de fe, que se consiguen hablando y cuestionando la propia convivencia. De ahí la importancia del contenido del diálogo matrimonial antes y después del matrimonio.

 El principal reto actual, en orden al sentido y preparación inmediata al matrimonio, es doble: por un lado, los jóvenes de hoy llegan al matrimonio sin una preparación adecuada, y con una visión muy personal y nada personalista. Por otro, faltan Centros de formación que se la proporcionen.

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