Estos ejemplos hacen pensar.
La sociedad posindustrial está remodelando
sus fundamentos en torno al mundo digital. Un estudio de la Universidad de California en Irvine revela que
trabajar mientras se es interrumpido constantemente aumenta el nivel de estrés
pues tenemos tendencia a trabajar más deprisa para recuperar el tiempo
perdido.
Hoy, una de cada cuatro personas consulta su teléfono inteligente cada
30 minutos, y el 25% de los millennials lo mira más de cien
veces al día. Estos comportamientos afectan la productividad y
aumentan el nivel de estrés. De ahí que cada
vez más profesionales proponen retiros de digital detox (desintoxicación
digital), consistentes en hacer una escapada a la naturaleza y dejar el móvil
apagado.
El 38% de la población mundial sufre, también denominado ciberadicción o nomofobia, un trastorno de adicción a
Internet (miedo a no estar conectado del teléfono, Internet, etc.).
Una de las causas que se señalan para explicar esta
dependencia es una alteración física del cerebro a nivel estructural. El
uso de Internet afecta a algunas partes del cerebro prefrontal asociadas al
recuerdo de detalles y a la capacidad de planificar y jerarquizar las tareas.
Eso incapacita para establecer
prioridades en nuestra vida. La consecuencia es que pasar tiempo en línea
se vuelve prioritario, y los quehaceres de la vida cotidiana ocupan un segundo
plano.
El testimonio de uno de un padre
Laurent, dice que eligió la escuela para sus hijos teniendo en cuenta la tendencia actual a equipar en informática a las clases desde una edad cada vez más temprana. "La computadora no es más que una herramienta. El que sólo tiene un martillo piensa que todos los problemas son clavos.
Para aprender a escribir, es importante poder efectuar grandes gestos. Las matemáticas pasan por la visualización del espacio. La pantalla perturba el aprendizaje. Disminuye las experiencias físicas y emocionales".
Los niños pueden
aprender a sumar y a restar dibujando o saltando a