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28.11.23

Contenidos básicos en toda formación pre-matrimonial. Parte 2

 Premisas del proceso de formación y maduración de una pareja

  1. Tener un objetivo (u objetivos) como pareja: Tener un proyecto de pareja ¿Qué buscamos juntos? ¿Qué queremos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Con qué medios vamos a contar para conseguir este objetivo?
  1. Ser conscientes de las dificultades que van a surgir en el camino. Contar con ellas y conocerlas ayudarán a afrontarlas y ajustar el nivel de expectativas a esta realidad. 
  1. Saber y ser conscientes de que los sentimientos cambian siempre. También fundamental contar con que esto va a suceder en todo proceso matrimonial.  De ahí la importancia  de distinguir entre atracción, sentimiento y decisión-entrega.
  1. Los "valores personales" prácticamente pasan a ser valores de pareja. La pareja vivirá conforme a esos valores. De aquí la importancia del diálogo sobre: cómo vivimos? qué priorizamos? ¿por dónde “tiramos”? cómo educamos a nuestros hijos? qué ejemplo les damos? ¿vivimos con coherencia?... No se pueden tener distintos valores fundamentales porque no se podrían conciliar dos vidas contradictorias. La toma de decisiones importantes en común también será casi imposible.
  1. Hacer un esfuerzo para que la evolución de la pareja se desarrolle en la misma dirección. Esto puede cultivarse. Si tenemos los mismos valores, se supone que tenemos que vivir de una manera determinada como matrimonio. Hay que practicarlos y educarlos.
  1. Trabajar en la “autoestima” de cada uno para que sean capaces de sumar sus capacidades de y definir con claridad, pero también con flexibilidad sus roles. Se trata de lograr un equilibrio adecuado entre el "yo" y el "nosotros".
  1. Auto-evaluación desde la honestidad, sinceridad, claridad, respeto... teniendo en cuenta que por muy objetivo que se intente ser, el punto de vista de la mujer y del varón, de hecho, son distintos.
  1. Ser conscientes de que la vida sexual es fuente de comunión, pero también de conflictos. Aquí también puede haber “desarmonía” entre las expectativas del varón y la mujer. Como es algo que también cambia muchísimo a medida que se convive, conviene hablar mucho, matizar, incluso “consensuar”.
  1.       
    Las crisis en el camino pueden enseñar el camino. Sobre todo, lo que no hay que hacer. Ayudan a dar el siguiente paso con seguridad y optimismo (si vencemos el miedo) y señalan, en todo momento, que la relación de pareja, como otras realidades, hay que mimarla y cultivarla.


  1. Actitudes fundamentales para desarrollarse como pareja: respeto, generosidad, renuncia a "lo mío" priorizando "lo nuestro", diálogo, flexibilidad, entre otras.

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