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23.8.16

El minimalismo, moda útil para ser feliz


 
Los hipsters son una generación de jóvenes que nació en los ’80, y que tiene un alto grado de educación que se complementa cada día con sus ánimos por investigar y leer. Se dice que son el resultado lógico entre lo que fueron los hippies de los 70s y los yuppies de los 90.
Entre ellos no se reconocen como un grupo porque lo que recalcan es justamente la individualidad.

Se caracterizan por tratar de separarse e incluso rechazar lo masivo. Tratan de demostrar que son “muy abiertos” en mentalidad. Buscan para vivir un lado creativo. Se ven a sí mismos como vanguardistas y muy sofisticados. Pueden tomar elementos del pasado (ropa, muebles, etc.) y modernizarlos (lo vintage funciona muy bien para ellos).

Tienden a la búsqueda del minimalismo, tanto en la ropa como en la decoración o en la música. Decirse minimalista es ir a lo esencial, despojarse de lo superfluo para conseguir una simplicidad voluntaria y más armoniosa. Su minimalismo puede convertirse en un paso hacia un estilo de vida más sano, incluso más cristiano.

Hay algo en común que les une: la búsqueda de la felicidad a través del desapego y el orden. Existen actitudes minimalistas para simplificar el día a día que sirven para cultivar la noción cristiana del espíritu de pobreza y simplicidad.

¿Conocen el plan 333? ¿Saben ordenar la casa por “desalojo”? ¿Han visitado en el blog Be more with less? No es especialmente cristiano sin embargo destaca por ofrecer buenas ideas a la hora de aplicar el minimalismo a la vida cotidiana.



16.8.16

¿Dar la vida por los hijos?

Los padres de familia suelen decir que por sus hijos darían la vida. Pero es rarísimo que tengamos que tomar esa opción extraordinaria. Lo que sí es asunto de vida diaria es el vivir la vida por los hijos, en familia.
 

Los hijos merecen vivir en un hogar donde su padre y su madre cumplen con el compromiso asumido ante la sociedad (quienes se han casado civilmente), o ante la sociedad y Dios (los casados por la Iglesia). No ayuda a su maduración y crecimiento verlos a cada uno por su lado.
 

El matrimonio es más, mucho más que un contrato civil. Es un compromiso adquirido voluntaria y conscientemente ante la propia conciencia -y los creyentes también ante Dios- para toda la vida, para siempre.
 

El divorcio civil es un trámite que anula un contrato civil, pero no el compromiso humano adquirido: éste es irrenunciable, especialmente cuando tenemos hijos. Cuando surgen los conflictos conyugales -puede asombrar a nadie- debemos buscar superarlos, sin destruir la

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