El 5 de octubre pasado inició en Roma el Sínodo sobre la Familia. En la primera semana de reuniones se han tratado temas de mucha actualidad. Temas que no pueden ser “uno más” en la vida de las personas, porque la familia es un tema en el que “se nos va la vida”.En el Sínodo no participan únicamente el Papa Francisco, obispos de todo el mundo y expertos religiosos. También lo hacen numerosos laicos, hombres y mujeres casados y expertos en diferentes disciplinas. Esta heterogénea participación ilumina desde todos los ángulos la realidad familiar.
Se han escuchado muchas voces haciendo hincapié en la importancia de la sinergia entre el mundo académico y el mundo pastoral, de preocuparnos no tanto de formar “técnicos", sino actores que conozcan y sepan promover los temas de la familia y de la vida, a través de una sólida y recta visión antropológica.
Se ha insistido en que los jóvenes no necesitan tanto de la teoría para captar la centralidad de la familia, como testigos creíbles que muestran con sus vidas que la familia de fundación matrimonial es la que está en óptimas condiciones para su funcionalidad y felicidad porque es un bien social.
Se ha hablado de la importancia de una "ecología humana", que ayude a contrarrestar los efectos negativos de la globalización económica, a menudo portadora de modelos contrarios a la felicidad perseguida.
Participaciones muy interesantes han sido sobre la necesidad de acompañar de cerca a los núcleos familiares en dificultad. No han faltado voces que urgen en una adecuada preparación para el matrimonio para que su celebración no se reduzca a la dimensión social y jurídica y se deje en segundo lugar la religiosa y espiritual. Para ello hay que presentar a los novios el curso de preparación a la recepción del Sacramento, no como una imposición, una tarea burocrática que hay que cumplir sin convicción. La preparación debe ser larga y detallada puesto que el matrimonio es una vocación para toda la vida. Muchos novios, por desconocimiento del valor sacramental del matrimonio y de lo que se juegan si omiten una seria preparación, la suelen considerar como algo que "no hay más remedio" que padecer…
Entramos en la segunda semana de diálogo sinodial: se esperan aportaciones tan enriquecedora como las propuestas en la primera semana transcurrida
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