Una evaluación superficial de la década que transitamos llevaría al desaliento: las palabras crisis o conflicto han sido frecuentes protagonistas. Una mirada más en profundidad a esos mismos años concluye en una proyección optimista y serena del futuro: tendremos a los abuelos más tiempo con nosotros. Expertos en diferentes áreas analizan la prolongación de la expectativa de vida como positiva, pues el avance científico permite que se remonten y superen la inevitable carencia de salud. Sea cual fuere su estado físico, necesitamos a los abuelos como referentes significativos en la superación de las crisis.
¡Los abuelos! Doblemente padres, el transcurso inexorable del tiempo multiplica juntamente dolores articulares y su capacidad de amar sin condiciones: ¡bendita combinación! Porque el amor de y para los abuelos no depende de la velocidad de su marcha o de la lucidez con que navegan
por Internet ¡que también los hay! Su sola presencia en el hogar es referencia de fechas importantes, de decisiones familiares, de anotaciones en la agenda para acompañarlos al médico, de turnos en centros hospitalarios, de frases como: "Esto, ¿sabés quién seguro lo sabe? El abuelo".
Si indagamos su preferencia por la palabra para designar a personas de su edad, no eligen “adulto mayor”. Su surcado rostro esboza una sonrisa cada vez que los nombramos cariñosamente viejo y exultan, aunque no siempre puedan demostrarlo con un “¡abuelo!”
Por más años en su haber han sido más cascoteados por la vida y han superado muchas dificultades ¡cuánta experiencia acumulada! Han sacado adelante la familia en tiempos de conflictos personales y crisis sociales o económicas. Con más conocimientos vivenciales que títulos profesionales, poseen un corazón sufrido y por eso más grande. Han experimentado muchas veces que siempre que llovió paró y termina saliendo el sol: es cuestión de esfuerzo, paciencia y esperanza.
Expertos en humanidad, mirar a los hijos de sus hijos les proporciona la serenidad de que la vida continuará cuando ellos partan. Con sus trabajos, o con sus ahorros, construyen el futuro. Ellos saben que los momentos malos no son eternos, sin explicaciones académicas enseñan la verdad etimológica de krisis: momentos oportunos para cambios positivos, tiempos de crecimiento personal. Porque la actitud con que enfrentemos las crisis puede originar saltos cualitativos y hacernos mejores personas.
