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28.11.12

Milagro del tamaño de una lenteja

Dos semanas de atraso, solo dos personas saben, mi marido y mi mejor amiga, nadie sospecha... pero tengo que dejarme de pavadas y hacer el test. Lo compro la noche anterior, tarde. Esa mañana espero a estar sola y lo hago. Cada segundo vale como por 10 minutos y entonces...¡salen las dos rayitas! y junto a ellas una sonrisa enorme de "¡Yo sabía!" y lágrimas y festejos solitarios dignos de llevarme a un loquero. 

¿Cuál será la manera más romántica de decirle al padre? ¿Y la más dulce de decirle a mi madre? ¡Chau romanticismos y dulzuras! Agarro el teléfono y así a los gritos doy la noticia, todos gritamos en el teléfono y me visto para ir a trabajar muy, muy, muy feliz. 

Me escribe la mamá: "va la foto de "lenteja", aunque ahora ya es más del tamaño de un kinoto... Muy impresionante!". 

Entonces todo lo que aprendiste en tu vida sobre biología, toda tu seguridad y toda tu fe, los consejos que escuchaste alguna vez, todos desaparecen unos segundos y 20 mil dudas se entrecruzan: ¿Va a estar todo bien? ¿Podremos 
ser buenos padres? ¿Y si sale algo mal con el bebé? ¿Qué pasará cuando avise en el trabajo? ¿Se darán cuenta antes de que pase el tiempo suficiente? ¿Podré seguir haciendo mi vida normal? mejor camino más despacito... y no corro... y no le doy de comer al perro... y no ando descalza... Mejor dejo de pensar bobadas y coordino hora con el médico.



Un par de semanas después ya me había hecho la idea de ser mamá. Los que sabían estaban chochos y nosotros explotábamos de felicidad. Entonces tuvimos la primera ecografía... la que te cambia la vida para siempre. Porque te sentís llena de amor cuando lo ves ahí, chiquitititio como una lenteja y te das cuenta que es un milagro. Y entonces le escuchás el corazón por primera vez y (tan solo de acordarme se me eriza la piel) ¡Cómo puede tener esa fuerza el corazón de un ser tan chiquitito! Y ahí nos dimos cuenta, caímos en la realidad: nuestras vidas nunca iban a volver a ser lo mismo.

Así pasan los días y una se va familiarizando con los cambios en el cuerpo y los otros cambios, que no son menores, porque realmente que es como si te dieran lentes nuevos y pasaras a ver la vida distinta, con otros colores, con otras intenciones, con otra perspectiva. Dejás de ver el calendario con meses y empezás a verlo por semanas. Interrogás a todas las mujeres de la familia y sí, te da el impulso de comprar todos los libros y revistas de maternidad existentes. Y te mirás la panza pensando ¿Cuándo irá a crecer?

Y en nuestro caso tuvimos que pasar por "una prueba más", que quiero compartir, no porque pase en todos los embarazos pero sí porque a muchas mamás les pasa y es lindo saber que todo va a estar bien. 

Entrada la semana nueve un día me levanto para ir a trabajar y tengo una pequeña pérdida. Fuimos volando al hospital y me atendió la ginecóloga de guardia. Cuando me revisó lo primero que me preguntó fue si había intentado interrumpir el embarazo... el alma se me cayó al piso y pensé lo peor (¡al mismo tiempo quería pegarle una cachetada por su pregunta!). Tras un par de horas de espera me hicieron una eco y ahí estaba, todo en su lugar y la lentejita que ya era más como del tamaño de una aceituna con su corazón fuerte latiendo... ¡el regalo más hermoso de Dios! Finalmente la pérdida se debió a un problema de compatibilidad entre mi tipo de sangre y el tipo de sangre del bebé, que se solucionó con un inyectable y unos días de reposo. Mientras esperábamos en la salita de emergencias rezaba y pensaba en las mujeres que realmente "elijen interrumpir" su embarazo... ¿Les darán antes la oportunidad de escuchar los latidos dulces y fuertes de su hijo?

Finalmente todo sigue viento en popa. Algunos pantalones no me prenden y por el momento no tuve "antojos". El sueño atroz se va pasando a medida que la panza crece muuuy de a poquito. Y si se deja ver en dos semanas vamos a saber el sexo y empezar a pensar en los nombres. 

Gracias al IUFF por dejar contar esta "mini historia". Espero que ayude a algunos papás nuevos como nosotros. Lo que puedo asegurar es que en el Curso de Novios del IUFF aprendimos muchas cosas que reafirmamos hoy con esta experiencia y así somos cada vez más fuertes como matrimonio y como familia.

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