1. Debemos ser sabias . Es casi imposible nombrar este adjetivo y no recordar Proverbios 14,1: «La mujer sabia edifica su casa». Más allá del conocimiento se refiere al comportamiento.
Ser sabia es:
⦁ reconocer y promover el momento más adecuado para conversar con nuestro esposo un tema álgido
⦁ cambiar conscientemente ciertos patrones de nuestra infancia, y expresar con respeto nuestro punto de vista
⦁ es poder hacer una corrección a los hijos o compañeros de trabajo con palabras constructivas
⦁ es esforzarnos por identificar lo que sentimos, asumir nuestra responsabilidad y compartirlo sin hacer culpable al otro
En resumen: es actuar con amor y saber priorizar.
2. Amantes de nuestro hogar
Más allá de si la mujer tiene o no un ejercicio profesional fuera de casa que también la dignifica, hay una misión esencial desde su naturaleza que no se puede tercerizar: el de ser «amante de su hogar». Vivimos tiempos de contradicciones. Muchas mujeres se sienten menos si trabajan solo en el hogar, otras añoran suspender su agitada vida y pasar a ser amas de casa y madres.
Ser amantes de nuestro hogar es:
⦁ amar a nuestra familia por encima de todo amor terreno
⦁ apreciar que nuestras palabras, gestos y acciones los alimentan, los nutren y los hacen crecer, los desarrollan, motivan e inspiran.
⦁ potenciar la capacidad de ser las primeras en reconocer e indagar que algo anda mal con alguno y tener la pericia para saberlo abordar y resolver.
3. Cuidadoras de la vida
Cuidar es:
⦁ asumir la responsabilidad del bienestar de todos los de la familia
⦁ ocuparnos de que se encuentre bien en lo físico, afectivo, social y espiritual
⦁ cuidarnos para ellos
Fuente: https://catholic-link.com/rol-mujer/