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6.7.23

Un buen padre vale por cien maestros


La primera propuesta del “Día del Padre” fue expuesta en Estados Unidos por la señora Sonora Smart Dodd. La historia cuenta que su padre Henry Jackson Smart, un veterano de la guerra civil se hizo cargo de ella y de sus 5 hermanos tras la muerte de su esposa, asumiendo ambos papeles: el paterno y materno. Agradecida, Sonora propuso que se hiciera un reconocimiento a su padre como verdadero ejemplo con sus hijos: los crio y educó con amor, educación, respeto y valores.

En algunos países incluso de occidente piensa que la única función del padre es suministrar a los hijos el dinero para que vivan bajo un techo seguro, tengan ropa y sustento diario. Sin embargo la verdadera perspectiva es la que entiende el significado de ser padre como fruto del amor y por eso actúa con amor aunque tenga que  sacrificar muchas cosas personales

El papá se desvela junto con la madre al escuchar por la madrugada el llanto del pequeño solicitando su ayuda y cobijo, se pasea radiante con su hijo en su cochecito y lo ve descubrir asombrado el mundo que lo rodea. Se conmueve el día que el pequeño dice sus primeras palabras, entre ellas, “papá”, al verlo alegre jugando con la pelota, etc. Hay muchos momentos mágicos que disfrutan padre-hijos: quedan en la memoria de ambos como las primeras vacaciones, el primer día de clase, los primeros dibujos, su primera comunión, etc.

Le inculcan día a día casi sin darse cuenta, con su propio ejemplo las bases y principios morales para que sean “personas de bien”. Por lo tanto, son merecedores a festejarles el Día del Padre.

Si el padre únicamente utiliza preguntas para relacionarse con sus hijos, como por ejemplo: "¿Cómo te portaste en el colegio? ¿Por qué no entregaste el boletín? ¡No te comas las uñas! ¿Ya hiciste la tarea? ¡Qué manera de hablar es esa! ¡Estarás una semana sin computadora ni TV! Etc. puede provocar el niño o joven pierda la confianza en él y se sienta vigilado y controlados.

Una manera efectiva en la que los padres pueden se cercanos acercar a de sus hijos es cultivar más diálogos que  sermones. Participar de forma activa en sus juegos, diversiones, estudios, aspiraciones y problemas, respetando su intimidad, personalidad y espacio vital. A medida que crecen demostrar que  valoran sus ideas y acompañarlo en sus triunfos y fracasos.

Los padres saben, guiados por el amor a sus hijos que lo que más  necesitan en un suelo firme para echar raíces, amor para crecer fuerte y alas para ser libres. Y saben que el mejor legado que pueden dejarles es un rato con ellos cada día.

    




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