
Ese “sí”, incluye, quizás no explícitamente, el deseo de los padres de aprovechar esos días para para conocer más a cada uno, estrechar lazos con el díscolo, para charlar despacio con los adolescentes, para iniciarlos o ayudarlos a profundizar en la vida de piedad.
En Semana Santa hay unos días de descanso sin clases ni deberes. Se puede viajar con la familia, ir al campo con primos y amigos… sin descontar que, en nuestras latitudes, es otoño por lo que cabe la posibilidad de que llueva. ¿Entonces? Entonces podemos aprovechar para hacer manualidades educativas y divertidas, utilizando materiales que haya en casa.
La Semana Santa llega también con recuerdos culinarios de nuestra infancia. Sugerimos visitar una web, llena de ideas: seguro que alguna les servirá.

