Cuando nos casamos , el sacerdote nos dijo: “asómbrense con las cosas pequeñas y háganlas grandes”.
Han pasado los años y con mi marido lo recordamos con frecuencia. A veces esperamos a ser felices ‘cuando tenga el auto último modelo, cuando
tenga la casa de mis sueños, cuando pueda hacer el viaje deseado’, y mientras
la vida y el tiempo pasan y no vuelven.
Hay otro dicho muy sabio que dice: el que tiene angustia vive en el pasado
y el que tiene ansiedad vive en el futuro. Parece trillado pero hay que vivir
el presente, eso sí: con las lecciones aprendidas del pasado para no volver a
caer en lo mismo y sembrando de a poco el futuro en el presente mismo.
El gozo de amar y ser amado, el amar en todas sus formas (padres-hijos,
matrimonio, hermanos, amigos) es de las únicas cosas que quedarán grabadas en
el alma y que creo a tono personal que trascienden con nosotros en la otra
vida.