Lo más importante que se puede hacer por los hijos es educarlos en los valores y especialmente en el amor. Por eso, el mejor regalo que los padres pueden hacer a sus hijos es que vean y sientan que sus padres se aman y los aman.
Los padres y las madres ejercen con la educación de los hijos un verdadero servicio a la sociedad. Hoy es fácil que haya padres y madres que no saben muy bien cómo educar a los hijos. Esto pone de relieve la necesidad de una formación permanente para hacer de padre o de madre. Aunque el amor a los hijos se supone y es el factor fundamental que habla sin palabras -pero con la fuerza de los hechos- a menudo también hace falta la ayuda de las escuelas de padres: hacen su trabajo con diversas modalidades y con muy buenos resultados.
Otra ayuda importante para los pueden ser los abuelos. Los ancianos aportan la memoria y la sabiduría de la experiencia, que invita a no repetir estúpidamente los mismos errores del pasado" (EG 108).
Extracto de palabras del Cardenal L. Martínez Sistach