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12.12.14

Diciembre: un mes especial. Navidad para hijos de papás separados

Hay que transmitir a los niños el sentido de las fiestas. Pancho, con cinco años, se desconcertó en estos días al visitar los centros comerciales: "Abuela, ¿en Navidad se inventó el árbol de Navidad o el zoológico, nació Papá Noel o nació Jesús?"

La Navidad hace de diciembre un mes especial: un mes en que las personas se animan a soñar y a reír; otros se dan permiso de olvidar por un instante los problemas. Es la fiesta donde el amor se hace gratuidad, acogida y entrega. Porque es en la familia donde cada uno se siente reconocido, respetado y valorado por sí mismo, por ser persona, esposa, esposo, padre, madre, hijo o abuelo.

Navidad es una celebración en la cual la mayoría de las personas se otorgan a sí mismas la libertad de ser felices. Me resultó complicado aclararle a Pancho el porqué. En catequesis le enseñaron que se celebra el nacimiento de Jesús, en el club les hicieron jugar alrededor de un árbol adornado con chirimbolos sin que se cayera ninguno, en un shopping se encontró con Papá Noel que reía estruendosamente y en su casa construyeron en familia el Pesebre.

La Navidad, con frecuencia en nuestro país, es una celebración donde no se acostumbra a invitar al verdadero protagonista. Se festeja y brinda, se hacen regalos, las calles se llenan de luces, sin embargo aquel que dijo "Yo soy la luz del mundo" suele estar ausente. Y es el que realmente hace de diciembre el mes de las reconciliaciones, de la unión, de la solidaridad.

Sin lugar a dudas la Navidad hace de diciembre un mes con la oportunidad perfecta para escapar por un instante de la tensión y experimentar un poco de paz en medio de un mundo convulsionado. Si en los hogares creyentes recuperamos su sentido genuino, no será una celebración que dura escasamente un mes para que una vez transcurrido se instalen otra vez la ansiedad, las corridas y la preocupación por el futuro. Podemos lograr que el espíritu navideño se prolongue muchos meses más y hasta que dure toda la vida.

Pancho quedó tranquilo por un rato con la explicación: Papá Noel tiene una casa en el Polo Norte y Jesús vive en cada persona pobre o necesitada. Papá Noel participa en una cantidad de avisos publicitarios, Jesús no quiere vendernos nada. Papá Noel trae regalos, Jesús se regala a sí mismo.

Respecto al zoológico se contentó con saber que una mula, un buey y otros animales calentaron las primeras noches de Jesús Niño, y por suerte, no preguntó nada más.
La Navidad es un tiempo privilegiado para veladas familiares. Aunque durante el año nos hayamos visto poco, intentamos celebrar las fiestas junto a los nuestros. En las familias con padres separados o divorciados se repite año tras año el mismo dilema: los hijos ¿con cuál de los dos progenitores pasarán la Navidad y con cuál Año Nuevo?, ¿cómo les afectará la situación dependiendo de su edad y modo de ser?

Se dan casos, pocos, en los que la separación ha sido amistosa y quizá los padres deciden unirse para celebrar las fiestas pensando en el bien de los más chicos. Sin embargo, la cautela no está de más ya que los niños pueden crearse falsas expectativas y pensar que papá y mamá van a volver a vivir juntos, cosa que, en el fondo, desean. Si ya no son tan niños y pedimos su parecer, la situación puede complicarse. Algunos echan de menos los años en que pasaban Navidad todos juntos o les gustaría pasar la Nochebuena con su padre y no con su madre, o preferirían quedarse en la casa en la que viven habitualmente. En la mayoría de las situaciones, carecen de la madurez afectiva suficiente para manejar adecuadamente su lugar en reuniones familiares donde se encuentran con personas que no son de su sangre, aunque en ese rato no lo demuestren.

Cada familia tiene tradiciones propias de estas fiestas y los hijos relacionan determinada actividad con su papá o su mamá: la cena de Nochebuena en casa de los abuelos paternos, la apertura de los regalos con mamá o la cena de fin de año en casa de la abuela materna. En ocasiones, romper esos rituales puede ser positivo si las circunstancias y relaciones han cambiado: el factor sorpresa puede alegrar más de un corazón agrietado. Los hijos en estas fechas están muy sensibles y receptivos. La psicóloga Sonia Macías, recomienda estar lo más cercano posible a los hijos con llamadas o mensajes de texto, manifestando real interés por lo qué le han traído los Reyes, saludarlos al comenzar el año y saber cómo lo están pasando en las vacaciones.

Macías aconseja no comparar los rituales de una familia con los de la otra, evitar comentarios inapropiados pues los hijos sufren al oír hablar mal sobre alguien tan querido para ellos como su papá o su mamá.

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