Traductor

16.7.14

El celular ¿con vibrador o con sonido?



 Se ha sabido a través del entrenador de la selección mexicana de fútbol. Los jugadores y el cuerpo técnico, durante su participación en el Mundial de Brasil, hicieron un pacto: apagar sus celulares en las horas en que estuvieran compartiendo los alimentos. Serían momentos a full para convivir y reforzar su integración. Pensaron que si cada uno iba al comedor con su celular, la conversación estaría muy interrumpida. ¿Verdad que es una buena idea para implementar en nuestra jornada? 



A veces, no solo en las películas, sino también en la realidad, se ve en cafeterías y salas de estar a novios, matrimonios, padres e hijos, o amigos muy entretenidos con sus celulares. No miran a los ojos a los demás, se comunican más con el celular que con sus interlocutores de carne y hueso. No llevan una conversación, no se comunican verdaderamente.


Hay quienes tienen una dependencia grande al celular: no saben vivir sin él, se sienten perdidos e inquietos. No disfrutan el silencio para reflexionar, analizar, contemplar la naturaleza, conocerse mejor a sí mismos o hablar con Dios.


Ciertamente, el celular puede acercarnos a los demás, ayudarnos a responder inquietudes y
necesidades de amigos o familiares, dar ternura a quienes lo precisan, a tener “cerca” a los hijos, estar “juntos” a pesar de la distancia… siempre que hagamos un buen uso de ese medio de comunicación.  De lo contrario, puede “esclavizarnos”, convertirse en una cadena que nos impida construir una verdadera y humana relación personal con los demás, trabajar o estudiar bien, encontrarnos algunos momentos al día en exclusiva con Dios. 


Hay quienes han conseguido librarse de este peligro manteniendo el celular encendido con horarios, con sentido común frente a situaciones del día a día: laborales, familiares, etc. Lo usan para hacer las llamadas necesarias. Han comprendido que, de tenerlo prendido todo el día y por la noche, van a entrar continuamente mensajes o llamadas y, podrían caer en la tentación de considerar que “no tienen más remedio” que responder. Por hacerlo, no atenderían bien su trabajo o a las personas con quienes están hablando. 


Tenerlo en vibración, sin sonido puede ser un engaño. Nos inquietaría pensando en “qué o quién puede ser” e impediría poner el cien por ciento de la cabeza y el corazón en la persona con quien estamos.



Seamos libres en el uso del celular. ¿Para qué? Para servir y amar mejor, para trabajar a conciencia, para cultivar el amor familiar y las amistades con miradas afectuosas que denotan cuanto nos interesa lo que nos están diciendo.

Ultima destacada

Mantener identidad al casarse

  Cada vez más las mujeres mantienen el apellido de solteras. Sienten que cambiarlo sería como perder su identidad. En algunos países las...

Entradas más vistas