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7.3.14

Hechos poco publicitados: rechazo a los principios de Yogyakarta

 
Los principios de Yogyakarta son 29 principios que fueron enunciados en 2006 por activistas, académicos y ex funcionarios no electos de organismos internacionales. 

Constituyó  una declaración no vinculante de los derechos integrales especiales para
individuos que se identifiquen como lesbianas, homosexuales, bisexuales o transgénero (LGBT). El documento fue elaborado en la ciudad indonesa de Yogyakarta, de ahí su nombre.


A finales de junio del 2013 esos grupos recibieron un golpe humillante de la organización regional de seguridad más grande del mundo: la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa). En una votación que acabó en 24 a 3 se echaron por tierra los Principios de Yogyakarta. Incluso los abandonaron países que, en general, reciben bien a las agrupaciones homosexuales.
Ante este fracaso, sus  defensores insisten en que los principios son interpretaciones válidas del derecho internacional actual, y han pedido a las organizaciones internacionales que los respalden. Han tenido distintos grados de éxito, mayormente con funcionarios no electos.

El Consejo de Europa, casi con los mismos países que la OSCE, reconoció algunos de los principios en una resolución de 2010. Pero la iniciativa resultó una pesadilla cuando incluso países que suelen apoyar los derechos LGBT se negaron a respaldarla. El principal opositor, y para sorpresa de muchos, fue Estados Unidos. Solo tres de los doce proponentes originales mantuvieron su apoyo después de debatir la resolución. 


Aunque el gobierno de Obama ha declarado que los derechos LGBT son prioritarios para los EE.UU., el congresista estadounidense Chris Smith, de la delegación de su país, fue el primero en hablar. Afirmó que los Principios de Yogyakarta «contradicen» los compromisos de la OSCE por la libertad religiosa y de expresión. Enumeró  varios conflictos entre los principios de la declaración y los de religiones mayoritarias, así como leyes internacionales de carácter vinculante. Smith también señaló que los gobiernos nunca negociaron esos principios. Este episodio podría señalar un cambio de dirección en EE. UU.


Polonia presentó una moción para eliminar la resolución de la agenda y sin siquiera debatirla. Su representante hizo una intervención de contundencia sorprendente al decir que los principios contradecían la constitución de Polonia, y que ningún organismo internacional ha definido los términos «orientación sexual» e «identidad de género».


Incluso países que otorgan nuevos derechos especiales a quienes se identifican como LGBT, como Italia, que otorga a las parejas homosexuales un estatus especial mediante las uniones civiles, la rechazaron. 


Está primando el sentido común, pero esto no se publicita. El por qué es simple: los principios de Yogyakarta van más allá del marco normativo aceptado para los derechos humanos adoptado por los estados de la OSCE.  Los expertos en derecho sostienen que esos Principios no reflejan el derecho internacional con fidelidad.

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