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26.10.13

Jornada Mundial de la Familia 26.10.13



Al formular el compromiso matrimonial decimos: "Prometo serte fiel, amarte y respetarte, en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad, y de honrarte y amarte todos los días de nuestra vida". En ese momento no sabemos qué nos sucederá, cuáles serán las alegrías y las tristezas que nos esperan, qué aventuras e imprevistos tendrá “nuestro” safari vital.



Lo iniciamos tomados de las manos, el amor romántico a flor de piel y la sonrisa en los labios y en el corazón. No hacemos caso de la cultura de lo provisorio que nos  quiere hacer creer que nuestro amor y nuestro compromiso también lo son.



Al casarnos no somos tontamente ingenuos: sabemos que habrá dificultades, situaciones problemáticas pero asumimos nuestra responsabilidad conjunta de intentar superarlas sin huir ni aislarnos, sin renunciar a la misión de formar una familia y traer hijos al mundo. ¡Claro que no es fácil!



El Papa Francisco, en la Jornada de hoy, dijo a las familias del mundo entero: ¡Por eso, es necesaria la gracia del sacramento! ¡Los sacramentos no sirven para decorar la vida; ¡qué lindo matrimonio, qué linda la ceremonia, que linda la fiesta! Eso no es la gracia del sacramento, eso es una decoración y la gracia no es para decorar la vida pero para hacernos fuertes en la vida, para hacernos corajosos y poder ir adelante! Sin aislarse, siempre juntos.



Los cristianos se casan sacramentalmente, porque son conscientes que necesitan el sacramento! Necesitan de este para vivir unidos entre sí y cumplir la misión de padres. 'En la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad'. Así dicen los esposos en el matrimonio y rezan juntos y con la comunidad, ¿por qué? Solamente porque es costumbre hacerlo así? No, lo hacen, porque les sirve para el largo viaje que deben hacer juntos, no por pedazos, necesitan de la ayuda de Arriba, para caminar juntos con confianza, para acogerse uno al otro cada día y se perdonen cada día.



Y esto es importante en las familias, saber perdonarse, porque todos nosotros tenemos defectos, todos y a veces hacemos cosas que no son buenas y le hacen mal a los otros. Tener el coraje de pedir perdón en familia cuando nos equivocamos.

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