Mucho
ruido hicieron quienes estaban organizados para ello en las barras del Palacio
Legislativo el triste día que se aprobó en Uruguay la ley, mal llamada desde el
punto de vista sintáctico y conceptual, del “matrimonio igualitario”. Mucho ruido y -el tiempo dejará ver- que son pocas las nueces (los frutos) y además amargos.
Como
uruguayos lamentamos este paso atrás en la conquista de los derechos sociales
de todos los ciudadanos. Es
una ley que perjudica y desestabiliza los derechos y deberes de todos los
orientales. ¿Por qué? Porque oscurece el carácter particular y por lo tanto
verdadera, de la institución matrimonial de un hombre y una mujer: sólo tal
unión por amor y jurídicamente reconocida, es fundamento natural de la familia y
por lo tanto de una sociedad sana y que progresa.
Uruguay
retrocede, Sin embargo, muchos festejan… paradojas que el tiempo se encargará
de clarificar. Lamentablemente
en ese tiempo, muchos niños habrán sido víctimas del retroceso jurídico.
El
IUFF es partidario de la ecología humana, atacada por la ley recientemente
aprobada. Según
el RAE (Diccionario del a Real Academia de la Lengua) la segunda acepción del
término de “ecología” proviene de “eco”, deriva del griego (oiko) y significa
ámbito vital, casa o morada.
La
familia fundada en el matrimonio
heterosexual es la primera estructura fundamental a favor de la ecología
humana, el ámbito vital y morada por
excelencia de las personas. Otros tipos de uniones entre seres humanos que
hoy pretenden también adjudicarse el nombre de familia, no reúnen las
condiciones que necesitamos como personas, dada nuestra dignidad y condición,
para poder manifestarnos en nuestra singularidad y relacionalidad, para lograr
nuestra afirmación personal en la donación y aceptación a y por parte de otras personas que nos complementan.
EL
IUFF no puede menos que continuar su esfuerzo por preparar el progreso del Uruguay del mañana, promoviendo ilusionado
la preparación de parejas de novios que se sienten llamados a conformar un proyecto
de vida feliz entre varón y mujer.
Seguimos
con entusiasmo, promoviendo la estructura natural de la familia, como
unión de un hombre y una mujer basada en
el matrimonio. Defendemos la familia de institución matrimonial heterosexual contra
los intentos de equipararla jurídicamente a formas diferentes de unión que, en
realidad, perjudican a todos y
contribuyen a desestabilizar y oscurecer
su carácter particular y su papel social irreemplazable.